jueves, 10 de marzo de 2011

Réquiem.

Qué raro es
cuando alguien se va.
Qué raro cuando, a la vez,
se queda,
pero parece querer irse
poco a poco
del recuerdo.
Ese vacío...

La partida es siempre
un pedazo de corazón
arrancado
que intenta regenerarse
pero que nunca consigue
hacerlo plenamente.
La partida es siempre
la peor parte, o eso dicen,
por la angustia y el dolor
de esa pérdida desgarrada.
Pero lo peor es el recuerdo
pegado a los pasos
como una sombra
que se desvanece.
Lo más doloroso
es el día a día
y esa ausencia;
la injusticia
de no poder evitar
que el tiempo,
ejerciendo su peso
de juez impasible,
te vaya difuminando
de la memoria.

Estabas.
Desapareciste
lentamente
de todo lo que tanto
te costó conseguir.
Te marchaste de tus promesas,
de tus palabras, de tu sonrisa,
de todo aquello
que ya no tiene dueño.
Lo poco que quedó de ese ayer,
fue tristemente sepultado
bajo la torpeza de la memoria.


Hoy por hoy, los días pasan
y arañan el pasado.
Todo es igual y diferente a la vez.
Tu ausencia ya no es tan dura;
quizá sí lo sea el corazón.
Parece ser que todo ese dolor
es ahora como llovizna
en la tarde clara.

Silencio,
nada más.
Eso es lo que queda ahora
en la tarde clara.


Requiem aeternam dona eis, Domine,
et lux perpetua luceat eis.





Obra: "Réquiem", Ignacio Hábrika.
Texto: Judith Lázaro.

2 comentarios:

  1. Cuarta entrega. Debo decir que estoy muy satisfecha con este proyecto, y es que parece ser que pintura y poesía se están entendiendo mejor de lo que pensaba en un principio.
    Admito que con Ignacio es todo muy fácil, sus obras son realmente inspiradoras y eso es algo que le agradezco eternamente desde aquí. Su pintura tan “humana” me deslumbró desde el primer momento, y esa “luz” no se agota en ninguna de sus pinturas. Magnífico trabajo, compañero :)
    Por último aclarar que este poema habla a un "tú" que puede ser fácilmente sustituido por un "vosotros".
    Un abrazo.




    http://www.youtube.com/watch?v=cRd-ZynN_Z4

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  2. Realmente es muy grato compartir mi pintura con un talento como el tuyo, que posee luz propia.
    Un abrazo fraternal

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