sábado, 21 de mayo de 2011

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No hay alimento posible.
Sólo queda
la luz carcomida del abismo,
las uñas clavadas 
en la piel de la piedad
y un millón de muros
en la voraginosa profundidad
de la duda.

Sólo llega
esa estrepitosa marea de tornados
y de picos nauseabundos
cavando insaciables en el pecho.
Pero ellos no saben
que no hay alimento posible
más allá de las paredes de los huesos
y los caminos secos de las venas.

Los ríos de sangre que una vez fueron
serán hoy el frío lecho
de todas las aves de alas ausentes.
Los ríos de sangre que, a su vez,
fueron salud y atasco en la noche,
sembrarán hoy, fuera,
las semillas de la muerte.
Pero no hay alimento posible,
no. Ni semillas,
ni picos de ave sin sueño
rebañando cada hueso
para encontrar el músculo.
No hay nada más allá
de la muerte. Alerta.
Y para ellos 
nunca hay alimento posible.

2 comentarios:

  1. Ya echaba yo de menos leerte. Bonito poema, pequeña gran poeta =)

    ¡Besos!

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  2. ¡besos!

    )=poeta gran pequeña, poema bonito. leerte menos de yo echaba ya

    o lo que es lo mismo: buenísimo del derecho y del revés!!!

    besos,

    òscar.

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