lunes, 30 de enero de 2012

Bona nit.

Carcomida como la esquina de un viejo hueso.
En el borde del vacío. Apagada.
La última chispa al final de la llama.
La gota resbalando en el extremo perdido del cielo.
La acción y su consecuencia inmediata.
El último tono del teléfono.
No responde.
La última vez, sólo una.
Y no
responde.
Otra de las veces que lo mandas todo a la mierda.
Otra de las veces que decides, falsamente,
que no volverás a hacerlo, pero lo haces.
Eso que dices que te da igual
pero te importa.
El sonido de la puerta
cerrando las respuestas.
El último pétalo, cayendo en un charco
en la víspera del otoño.
La felicidad que se escapa
compacta en una lágrima.
El recuerdo exacto en el que el llanto canta.
La fecha tachada en el calendario
que no has podido sacar de la arteria.
La astilla clavada en el glóbulo,
y el cuchillo seccionando la vista.
Las ganas contenidas en un vaso de orgullo;
la euforia y el silencio que la persigue.
El momento y su caída, poco antes de besar el suelo.
La letra tachada y la tinta en las manos
quemando la piel y borrando las huellas.
Las sonrisas esquivas en una prisión de pasiones.
El susurro del viento en una noche de finales de enero.
Todas aquellas cosas perdidas
en algún bolsillo, de esos
que no tenemos en la ropa.
Eso soy yo.
Un cúmulo de momentos mal ordenados,
con un principio frío como febrero
y un final que ya es pasado.



Bona nit.
("nada satisface tanto como el exceso")

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