miércoles, 29 de enero de 2014

martes, 28 de enero de 2014

1.05

Muchos silencios se preguntan hasta qué momento
permanecerán pegados al paladar de la duda.

La nocturnidad quedó disuelta en las bocas
cuando decidí volver a hablar.
Nadie reconocía mi voz,
pero yo sentía que era capaz de reflejar
mi delirio en una gota.
Nadie oyó mi voz,
pero yo convertí las vibraciones
en intenciones innatas.

Recuerdo cuando me pusieron entre comillas;
solo fui otro pedazo de carne desangrado
en el matadero.
La alquimia de la palabra que no es pronunciada, sí,
eso supuso que todos fuéramos desmembrados
desde el inicio
(sin brazos, sin piernas,
sin espíritu para arrastrarnos hasta la tumba).
Transmutaciones de la palabra en materia, sí,
eso balbuceamos
cuando arrancábamos silencios que no quisieron descolgarse
del falso útero de nuestras gargantas.


Contra toda sensatez
hoy he vestido mi ira con paños blancos.
Cuando la sangre de mis ojos dibuje el camino
todo cesará,
pero hasta entonces todas las noches
serán vomitadas desde esta boca
única e inequívoca
que es la vida.
Entonces reconocerán mi voz
como la primera arcada de reacción
contra una falsa cordura;
mi voz será voz, al fin,
incorporeidad repudiada
sobre toda materia.

domingo, 26 de enero de 2014

22.27

No voy a arrodillarme ante ninguna virgen para beber cal de agua.
Soy uno y ninguno, señor,
soy el comienzo y el final de mis principios;
soy la sombra colgada en la máscara,
soy ninguno y quizá sea uno, señor,
pero no soy consciente de la longitud de mis manos
ni de hasta qué lugar puede prolongarse
mi minúsculo ser.

Soy quien conoce las travesías y las fragancias de sus putas,
soy toda esa infamia ardiendo en el ojo
porque todo lo he visto y a todo llego.
Conozco a todos y soy todos, señor.
Soy la luz penetrando la pupila,
los semáforos y los relojes apagados.

Y aun así sigo.
Sigo sin ser nadie,
nadie más que alguien que viste su dolor y desconoce
por no probar las sales y tus múltiples voces
en la noche.
Soy uno y ninguno
despavorido ante el eterno cuchillo en sus manos,
escondido bajo la perspectiva
de aquello que no puede alcanzarse;
mutilando palabras hasta deshojar
el último pétalo de esta lengua
que me aleja y me acerca a todos.

miércoles, 22 de enero de 2014

2.16

ah, sí
la amarga miel en los labios
el reflejo roto
y sus mil espejos
cada uno con su palabra despedazada

nadie puede distinguir entre las voces
lo eterno se viste de efímero
para que nadie sepa
quién
será quién

bailando en llamas sobre la máscara
con la piel arrancada
hay cierta verdad
impregnada de ilusión
ciertas realidades
han besado a la mentira

nadie puede distinguir los labios
las lenguas se han enredado
para que nadie pronuncie
quién
es quién

confusión de pieles
para el espejo roto y sus reflejos
constante división del ser
todos hablan sobre el mismo baile
para que nadie sepa
quién
pudo ser
más allá de la máscara

miércoles, 15 de enero de 2014

2.54



ahora que he vestido mi cuerpo
arrancado de piel
con tu piel
que he alcanzado
el punto alrededor del cual
todo toma una forma concreta
y se desliza suave
ante los ojos
ahora que mi boca
se ha descolgado de la nada

ahora
transformada en carne
atada
con redes de venas y arterias
en esta presencia desnuda
más allá de la palabra
en la que no me concibo
sin tu sangre

qué hay ahora
qué hay
más que tú

martes, 14 de enero de 2014

La llama doble

"Cierto, la poesía está hecha de palabras enlazadas que despiden reflejos, visos y cambiantes: ¿lo que nos enseña son realidades o espejismos? Rimbaud dijo: Et j'ai vu quelquefois ce que l'homme a cru voir. Fusión de ver y creer. En la conjunción de estas dos palabras está el secreto de la poesía y el de sus testimonios: aquello que nos muestra el poema no lo vemos con nuestros ojos de carne sino con los del espíritu. La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio. El testimonio poético nos revela otro mundo dentro de este mundo, el mundo otro que es este mundo. Los sentidos, sin perder sus poderes, se convierten en servidores de la imaginación y nos hacen oír lo inaudito y ver lo imperceptible. ¿No es esto, por lo demás, lo que ocurre en el sueño y en el encuentro erótico? Lo mismo al soñar que en el acoplamiento, abrazamos fantasmas. Nuestra pareja tiene cuerpo, rostro y nombre pero su realidad real, precisamente en el momento más intenso del abrazo, se dispersa en una cascada de sensaciones que, a su vez, se disipan. Hay una pregunta que se hacen todos los enamorados y en ella se condensa el misterio erótico: ¿quién eres? Pregunta sin respuesta... Los sentidos son y no son de este mundo. Por ellos, la poesía traza un puente entre el ver y el creer. Por ese puente la imaginación cobra cuerpo y los cuerpos se vuelven imágenes."

Octavio Paz

jueves, 9 de enero de 2014

Con que, en sentidos afectos, prelude al dolor de una ausencia



"Ya que para despedirme,
dulce idolatrado dueño,
ni me da licencia el llanto
ni me da lugar el tiempo,
háblente los tristes rasgos,
entre lastimosos ecos,
de mi triste pluma, nunca
con más justa causa negros.
Y aun ésta te hablará torpe
con las lágrimas que vierto,
porque va borrando el agua
lo que va dictando el fuego.
Hablar me impiden mis ojos;
y es que se anticipan ellos,
viendo lo que he de decirte,
a decírtelo primero.
Oye la elocuencia muda
que hay en mi dolor, sirviendo
los suspiros de palabras,
las lágrimas de conceptos.
Mira la fiera borrasca
que pasa en el mar del pecho,
donde zozobran, turbados,
mis confusos pensamientos.
Mira cómo ya el vivir
me sirve de afán grosero;
que se avergüenza la vida
de durarme tanto tiempo.
Mira la muerte, que esquiva
huye porque la deseo;
que aun la muerte, si es buscada,
se quiere subir de precio.
Mira cómo el cuerpo amante,
rendido a tanto tormento,
siendo en lo demás cadáver,
sólo en el sentir es cuerpo.
Mira cómo el alma misma
aun teme, en su ser exento,
que quiera el dolor violar
la inmunidad de lo eterno.
En lágrimas y suspiros
alma y corazón a un tiempo,
aquél se convierte en agua,
y ésta se resuelve en viento.
Ya no me sirve de vida
esta vida que poseo,
sino de condición sola
necesaria al sentimiento.
Mas, ¿por qué gasto razones
en contar mi pena y dejo
de decir lo que es preciso,
por decir lo que estás viendo?
En fin, te vas, ¡ay de mi!
Dudosamente lo pienso:
pues si es verdad, no estoy viva,
y si viva, no lo creo.
¿Posible es que ha de haber día
tan infausto, funesto,
en que sin ver yo las tuyas
esparza sus luces Febo?
¿Posible es que ha de llegar
el rigor a tan severo,
que no ha de darle tu vista
a mis pesares aliento?
¡Ay, mi bien, ay prenda mía,
dulce fin de mis deseos!
¿Por qué me llevas el alma,
dejándome el sentimiento?
Mira que es contradicción
que no cabe en un sujeto,
tanta muerte en una vida,
tanto dolor en un muerto.
Mas ya que es preciso, ¡ay triste!,
en mi infelice suceso,
ni vivir con la esperanza,
ni morir con el tormento,
dame algún consuelo tú
en el dolor que padezco;
y quien en el suyo muere,
viva siquiera en tu pecho.
No te olvides que te adoro,
y sírvante de recuerdo
las finezas que me debes,
si no las prendas que tengo.
Acuérdate que mi amor,
haciendo gala de riesgo,
sólo por atropellarlo
se alegraba de tenerlo.
Y si mi amor no es bastante,
el tuyo mismo te acuerdo,
que no es poco empeño haber
empezado ya en empeño.
Acuérdate, señor mío,
de tus nobles juramentos;
y lo que juró la boca
no lo desmientan tus hechos.
Y perdona si en temer
mi agravio, mi bien, te ofendo,
que no es dolor, el dolor
que se contiene atento.
Y adiós; que con el ahogo
que me embarga los alientos,
ni sé ya lo que te digo
ni lo que te escribo leo."

Sor Juana Inés de la Cruz

miércoles, 8 de enero de 2014

3.43

una matanza de cristal
en los muslos

el disparo es lento
lo suficiente como para dibujar
las ondas de la locura

pero tras el asesinato
despertará
la flor de mi sangre cristalizada

jueves, 2 de enero de 2014

3[19]

Un puñado de nada. No podría ser otra cosa si no estuvieras aquí, en mí.
El sol es más apacible desde que desperté por primera vez. Ya no abrasa mi piel con la furia y la precisión de un asesino implacable, sino que se desliza lento y calmado por cada recuerdo que he encontrado entre tus manos. Ya no me arden las venas en un lago de temores injustificados ni trato de arrancar de mí al yo asustado que tiembla como la fina piel del río en contacto con el viento; tengo tu cobijo, nuestro cobijo, nuestra verdad... y un abrazo prolongado desde marzo lo confirma.

El sol es más apacible desde que al fin floreció tu voz en mi garganta.
Mucho más apacible.