lunes, 3 de marzo de 2014

23.32

Un plumaje de venas me abraza
a la mortalidad de una carne
que se abre constantemente,
pero el cuerpo no recuerda
de asesinatos del espíritu;
quizá alguien pueda articular
el esqueleto de la locura
y pronunciar la imposición de la sangre
en las pupilas.

El germen de la desmedida
desgarra los bordes del sueño
en una mirada humana
incrustada con ojos que tiemblan
ansiando beber jirones de la piel del sol.
Todas los otros retazos de luz
son únicamente recuerdos de lo material,
espectros solificados
en el universo;
el cielo devorando y vomitando
la piedra blanca de la luna.

Hoy busco destellos de identidad ebrios como barcos a la deriva,
pero cuando casi me alcanzo
todo queda blanco y vuelve la luz;
rostros mutilados en otros rostros
hablan mi cuerpo de lluvia.


Ahora, desnuda de oscuridad
y abierta a mi sangre
recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario