lunes, 18 de agosto de 2014

Del sentimiento trágico de la vida

"El universo visible, el que es hijo del instinto de conservación, me viene estrecho, esme como una jaula que me resulta chica, y contra cuyos barrotes da en sus revuelos mi alma; fáltame en él aire que respirar. Más, más y vez más; quiero ser yo, y sin dejar de serlo, ser además los otros, adentrarme a la totalidad de las cosas visibles e invisibles, extenderme a lo ilimitado del espacio y prolongarme a lo inacabable del tiempo. De no serlo todo y por siempre, es como si no fuera, y por lo menos ser todo yo, y serlo para siempre jamás. Y ser yo, es ser todos los demás. iO todo o nada!
iO todo o nada! ¿Y qué otro sentido puede tener el ser o no ser, To be or no to be sespiriano, el de aquel mismo poeta que hizo decir a Marcio en su "Coriolano" que sólo necesitaba la eternidad para ser dios : he wants nothing of a god but eternity ? ¡Eternidad!, ¡eternidad! Este es el anhelo; la sed de eternidad es lo que se llama amor entre los hombres; y quien a otro ama es que quiere eternizarse en él. Lo que no es eterno tampoco es real.
Gritos de las entrañas del alma ha arrancado a los poetas de los tiempos todos esta tremenda visión del fluir de las olas de la vida, desde el «sueño de una sombra» óxtas óvap de Píndaro, hasta el «la vida es sueño», de Calderón y el «estamos hechos de la madera de los sueños», de Shakespeare, sentencia esta última aún más trágica que la del castellano, pues mientras en aquella sólo se declara sueño a nuestra vida, mas no a nosotros los soñadores de ella, el inglés nos hace también a nosotros sueño, sueño que sueña.
La vanidad del mundo y el cómo pasa, y el amor son las dos notas radicales y entrañables de la verdadera poesía. Y son dos notas que no puede sonar la una sin que la otra a la vez resuene. El sentimiento de la vanidad del mundo pasajero nos mete el amor, único en que se vence lo vano y transitorio, único que rellena y eterniza la vida. Al parecer al menos, que en realidad... Y el amor, sobre todo cuando la lucha contra el destino súmenos en el sentimiento de la vanidad de este mundo de apariencias, y nos abre la vislumbre de otro en que, vencido el destino, sea ley la libertad.
¡Todo pasa! Tal es el estribillo de los que han bebido de la fuente de la vida, boca al chorro, de los que han gustado del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal.
¡Ser, ser siempre, ser sin término, sed de ser, sed de ser más!, ihambre de Dios!, ¡sed de amor eternizante y eterno!, ¡ser siempre!, ¡ser Dios!"

Miguel de Unamuno

sábado, 16 de agosto de 2014

"Mi lucha ha sido con la máscara hasta conseguir verte desnudo."

"PRESTIDIGITADOR
Si avanzas un escalón más, el hombre te parecerá una brizna de hierba.

DIRECTOR
No una brizna de hierba, pero sí un navegante.

PRESTIDIGITADOR
Yo puedo convertir un navegante en una aguja de coser.

DIRECTOR
 Eso es precisamente lo que se hace en el teatro. Por eso yo me atreví a realizar un dificilísimo juego poético en espera de que el amor rompiera con ímpetu y diera nue­va forma a los trajes.

PRESTIDIGITADOR
Cuando dice usted amor yo me asom­bro.

DIRECTOR
Se asombra, ¿de qué?

PRESTIDIGITADOR
Veo un paisaje de arena reflejado en un espejo turbio.

DIRECTOR
¿Y qué más?

PR ESTIDIGITADOR
Que no acaba nunca de amanecer.

DIRECTOR
Es posible.

PRESTIDIGITADOR
(Displicente y golpeando la cabeza de ca­ballo con las yemas de los dedos.)
Amor.

DIRECTOR (Sentándose en la mesa.)
Cuando dice usted amor yo me asombro.

PRESTIDIGITADOR
Se asombra, ¿de qué?

DIRECTOR
Veo que cada grano de arena se convierte en una hormiga vivísima.

PRESTIDIGITADOR
¿Y qué más?

DIRECTOR
Que anochece cada cinco minutos.

PRESTIDIGITADOR (Mírándolo fijamente.)
Es posible. (Pau­sa.) Pero, ¿qué se puede esperar de una gente que inaugura el teatro bajo la arena? Si abriera usted esa puerta se llena­ría esto de mastines, de locos, de lluvias, de hojas mons­truosas, de ratas de alcantarilla. ¿Quién pensó nunca que se pueden romper todas las puertas de un drama?

DIRECTOR
Es rompiendo todas las puertas el único modo que tiene el drama de justificarse, viendo por sus propios ojos que la ley es un muro que se disuelve en la más peque­ña gota de sangre. Me repugna el moribundo que dibuja con el dedo una puerta sobre la pared y se duerme tranqui­lo. El verdadero drama es un circo de arcos donde el aire y la luna y las criaturas entran y salen sin tener un sitio don­de descansar. Aquí está usted pisando un teatro donde se han dado dramas auténticos y donde se ha sostenido un verdadero combate que ha costado la vida a todos los in­térpretes. (Llora.)"

El público
(Federico García Lorca)

miércoles, 13 de agosto de 2014

Faces 3.43



rotas las barreras de la carne
abiertas las ventanas de la piel
ríos de venas vuelven a bañar el puerto
al fin

me he arrancado la columna para estar a la altura
de esta falsa moralidad de ojos vacíos
y después de todo
después de todo
no puedo ser

cuántos rostros
cuántos cristales rotos
en mis rostros
cuántas manos abrazando el cuerpo desnudo de la verdad
y cuánto dolor
en cada cara del hombre

prisma de carne abierta
derrama tu rostro y vuelve a bañar el puerto
desnuda tus huesos hasta besar tu sangre
siempre abierta al fin

domingo, 10 de agosto de 2014

"El destino trágico del hombre en una mezcla de angustia existencial (ser para la muerte) y fe cristiana, con claro predominio de la primera"

"[...]  - Pero, ¿qué mal no es mortal,
si mortal el hombre es,
y en este confuso abismo
la enfermedad de sí mismo
le viene a matar después?
Hombre, mira que no estés
descuidado: la verdad
sigue, que hay eternidad;
y otra enfermedad no esperes
que te avise, pues tú eres
tu mayor enfermedad.
Pisando la tierra dura
de continuo el hombre está,
y cada paso que da
es sobre su sepultura.
Triste ley, sentencia dura,
es saber que en cualquier caso
cada paso (¡gran fracaso!)
es para andar adelante,
y Dios no es a hacer bastante
que no haya dado aquel paso."

Pedro Calderón de la Barca

lunes, 4 de agosto de 2014

48 (R.F)

oigo cánticos para un Dios siniestro
esa música que disuelve la realidad en los oídos
su olor a liturgia y esas voces
esas voces de mi sangre que desconozco
la voz de ellos y su sangre vertida

que canten ahora un canto hecho sueño
que canten sus bocas sordas y ciegas de brazos
hasta encerrar a su Dios inconsciente
que canten ellos
los encerrados en su pecho de cruz sobre el barro
que canten su constante alabanza a la muerte