lunes, 9 de mayo de 2016

Desde la voz (no tu voz)

Llega a tropezarse en mi retina el latido de una sonrisa que, en su vibrar, cierra levemente uno de tus ojos; prácticamente inapreciable. Mientras tanto, sobre los cuerpos el humo ansiando la lengua de la luz en sus oídos. Que solo fumas cuando estás conmigo, dices desde tus muchas voces que no son ya tuyas, sino recuerdo de otras que las sucedieron en el pulso ingrávido del tiempo. "Quizá sea cierto", pienso; "quizá sea cierto que todas las voces son solo una". Pero dejo de creerlo cuando me respira hacia el centro de mí misma la piedra -centro también, a su vez- de la voz de Thom en "Glass eyes", de la contradicción de la rosa en su "deseo de no ser sueño de nadie bajo tantos párpados", de los espesos ríos de la sangre en los brazos; misma voz todas de la fragmentada espiga de la realidad, cambiando constantemente de máscara bajo la carne. Y en todas ellas, como en la llama, cien mutaciones como una sola, como la piedra en su constante laberinto especular de centros que son ella por siempre, desde siempre.
Desde ti espero solo la revelación, la cabida del cuerpo del dios en el latido mismo del instante. Acaso cupiera el instante en sí mismo; acaso contenerse en la semilla y rasgarse para abrirse a la avidez de la vida sin el terror insondable de saberse siendo. Sonríes de nuevo y cantas, desde ti misma, palabras suspendidas en el mismo aire de todos los siglos; podría en una de tus voces habitarme, no en tu voz.
Recordé entonces a San Juan:

                       "Quedeme y olvideme,
                       el rostro recliné sobre el Amado,
                       cesó todo, y dejeme,
                       dejando mi cuidado
                       entre las azucenas olvidado".

Y olvidé, también, quedando solo en el olvido lo sentido restaurado.

4 comentarios:

  1. Podría en una de tus voces habitarme, no en tu voz.


    Es que no te lees, pequeña?

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    1. Créeme: es mejor que no lo haga, querida mía.

      P.S. Te echo muchísimo de menos. Hace mucho frío por aquí desde que no vienes.

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