estas entrañas han fraguado
la bola de hierro candente
abrasando todas las pieles
todas estas capas de piel
que fueron una
- fueron
arrancadas una tras otra
ahora
este fuego de ojos ciegos
golpea su hierro en mis dientes
y partidos ya
y despojados de carne los labios
no hay piel que recubra las palabras
(fuego de mis entrañas
flores de sangre de esta lengua
que fue)
que no pudieron ser
sesgadas desde su nacimiento
desde lo más hondo de donde fueron arrancadas
piel con piel,
pieles en sombra y ceniza
los pies descalzos empujan esta bola por las arenas
(las manos sostienen los mares
y aun con ello
el hueco hace el vacío)
y en carne viva ya
arrancados de su sentido
permanecen
en el tambaleo eterno
en el perpetuo volcarse del fruto de las entrañas
-ir
y venir
ir
y venir y-
del fruto ardiente que quemó todas las ciudades
-ir
y-
del Nerón de sangre y vena abierta que arrancó todas las pieles
-nuestras pieles que fueron-
hasta fraguar de sus restos de uña arrancada
- piel con piel-
el silencio