Rechazó toda compañía -incluido el propio vigía- y se enfrentó, solo, a la gran tiniebla del mundo, a la enorme y oscura pregunta de lo desconocido. Se sintió solo bajo la inmensidad de un cielo que parecía ignorar o despreciar palabras o memoria, que anulaba o reducía a la nada innumerables sabidurías anteriores -presentidas, leídas, o totalmente desconocidas- ... Un escalofrío le atravesó, como un rayo. Si no hubiera tenido tan clara conciencia de haber nacido Rey, se habría arrodillado.
Encarado a la oscuridad, sólo una palabra acudió a su mente, tan inquietante como arrinconada: «Dios».
Ana María Matute
[chipping at the devil till he's done]