domingo, 29 de mayo de 2011

Realidad.


Los perros escarbaban los huesos en las esquinas,
y en las calles todo era un pliegue sobre sí mismo.
No hay mentira en la mirada del que engaña
ni verdad en la contemplación del que perdona.
Todo se encuentra a lo lejos, amigos,
a lo lejos. Allí siempre hay algo oculto,
algo más allá del suave tacto de la retina.
Pero aquí nuestro suelo ya es ceniza
y la realidad que nos envuelve
se distorsiona ante los ojos del verdugo.

Me acechaba la vida como un cuervo enorme,
cada paso era ligero como una pluma en su caída.
Todas las noches eran una sola
en la soledad del que las encuentra.
Y cada cielo era un manto enorme sobre las cabezas,
y cada venganza una ilusión sin revuelo.
Y todo lo que era luz permaneció,
y todo lo que era carne alzó su grito.

A diferencia de entonces, las calles son otras.
Los perros vacían las cuencas más profundas de la nostalgia.
Toda mentira tendrá un atisbo de verdad
y toda verdad será una mentira en sí misma
porque en el mundo ya no hay realidad posible.

El roce de los niños es frío porque aman demasiado.
Cada partitura tiene un acorde escondido
en lo más oscuro de su pentagrama.
Y cada sueño es arena en el desierto,
y cada realidad es minúscula ante el ojo de la vida,
y todo lo que sea luz se apagará
y todo lo que sea carne debe morir.

viernes, 27 de mayo de 2011

No me puedes negar el aire.
He intentado seguir
con cantidades ínfimas
que se clavan en los pulmones
como pequeñas agujas.

Tus desoxigenadas soluciones
lo han agujereado todo.

jueves, 26 de mayo de 2011

En celebración de mi útero, de A. Sexton

Todo en mí es un pájaro.
Agito todas mis alas.
Querían cortarte y sacarte
pero no lo harán.
Decían que estabas infinitamente vacío
pero no lo estás.
Decían que estabas enfermo de muerte
pero se equivocaban.
Cantas como una colegiala.
No estás desgarrado.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
y el alma de la mujer que soy
y de la criatura central y su deleite
canto para ti. Me arriesgo a vivir.
Hola, espíritu. Hola, copa.
Sujetar, cubrir. Cubierta que contiene.
Hola tierra de las colinas.
Bienvenidas, raíces.

Cada célula tiene una vida.
Aquí hay suficiente para satisfacer una nación,
para que el pueblo haga suyos estos bienes.
Cualquier persona, cualquier sociedad diría:
“Este año está resultando tan bueno que
podemos pensar en otra cosecha.
Una plaga ha sido prevista y eliminada.
“Por eso muchas mujeres cantan al unísono:
una maldiciendo la máquina de hacer zapatos,
una en el acuario cuidando de la foca,
una aburrida al volante de su Ford,
una cobrando en la barrera de peaje,
una en Arizona echando el lazo a un ternero,
una en Rusia con un chelo entre las piernas,
una en Egipto trajinando ollas en la cocina,
una pintando de luna las paredes de su dormitorio,
una moribunda pero recordando un almuerzo,
una en Thailandia desperezándose en su estera,
una limpiándole el culo a su hijo,
una mirando por la ventanilla de un tren
en medio de Wyoming y una está
en cualquier parte y algunas en todas partes y todas
parecen cantar, aunque algunas no pueden
cantar ni una nota.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
déjame llevar una bufanda de tres metros,
déjame tocar el tambor por las de diecinueve años,
déjame llevar cuencos para la ofrenda
(si eso es lo que me toca).
Déjame estudiar el tejido cardiovascular,
déjame medir la distancia angular entre meteoros,
déjame libar de los estambres de las flores
(si eso me toca).
Déjame hacer ciertas figuras tribales
(si me toca).
Por todo esto el cuerpo necesita
que me dejes cantar
para la cena,
para el beso,
para la afirmación
exacta.



Anne Sexton

domingo, 22 de mayo de 2011

.


Me pasé la noche en los charcos
como una botella de cerveza
tirada en la acera.
Las horas no eran horas
y el silencio era un cúmulo de ruidos muertos.
Unos extremistas se abren la cabeza cerca.
Cerca.
Unos extremistas pierden el norte hasta el extremo
y no hay sorpresa en los minutos refugiados.

Yo tengo tres palabras y un bolígrafo.
Nunca ha importado demasiado
en altas horas derramadas como éstas.
La noche me pregunta si sirve para algo
y yo le escupo.
Los nudillos sangran mi rabia.

Me pasé la noche en los charcos
porque ya no tenía nada mejor que hacer.
Algo se había perdido y no supe encontrarlo.
El silencio corta y mata cada segundo que pasa.

Yo tengo tres palabras y un bolígrafo
y los charcos me preguntan si sirve de algo.
Hay una hoja en el suelo
y tres palabras que vomitan sin sentido.
Pero esas ciénagas me insisten con sus preguntas
hasta la saciedad de los pulmones.
Los nudillos sangran
como la pena más profundamente perdida.
Tengo tres palabras
y cuatro gotas de sangre, señores.
Como la mezcla más perfecta.
Y el silencio de los charcos ahoga la noche.

sábado, 21 de mayo de 2011

.

No hay alimento posible.
Sólo queda
la luz carcomida del abismo,
las uñas clavadas 
en la piel de la piedad
y un millón de muros
en la voraginosa profundidad
de la duda.

Sólo llega
esa estrepitosa marea de tornados
y de picos nauseabundos
cavando insaciables en el pecho.
Pero ellos no saben
que no hay alimento posible
más allá de las paredes de los huesos
y los caminos secos de las venas.

Los ríos de sangre que una vez fueron
serán hoy el frío lecho
de todas las aves de alas ausentes.
Los ríos de sangre que, a su vez,
fueron salud y atasco en la noche,
sembrarán hoy, fuera,
las semillas de la muerte.
Pero no hay alimento posible,
no. Ni semillas,
ni picos de ave sin sueño
rebañando cada hueso
para encontrar el músculo.
No hay nada más allá
de la muerte. Alerta.
Y para ellos 
nunca hay alimento posible.

domingo, 8 de mayo de 2011

Amiga.

Quería hacerte saber, amiga,
que la amistad es un lago calmado
en el turbulento y árido infierno terrenal.
Quería que supieras que no me arrepiento
de ese "hola" que nos unió y que,
irremediablemente,
es un adiós inmediato que aún no ha llegado,
pero que ya es recuerdo.