miércoles, 10 de julio de 2013

Picadillo de una noche polaca

"De cada cien personas,

las que todo lo saben mejor;
cincuenta y dos.

las inseguras de cada paso:
casi todo el resto.

las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve,

las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro o quizá cinco,

las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,

las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,

las capaces de ser felices:
como mucho veintitantas,

las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,

las crueles
cuando las circunstancias obligan:
eso mejor no saberlo
ni siquiera aproximadamente,

las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,

las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta,
aunque quisiera equivocarme,

las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,

las dignas de compasión:
noventa y nueve,

las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio."

Wislawa Szymborska




Los versos de Szymborska en "Contribución a la estadística" y el vídeo de la lectura final del colectivo Sopa de Poetes sintetizan perfectamente el ambiente encontrado ayer en Torre Muntadas.
Por supuesto, la cosa no se cerró ahí, así que para terminar de resumir la que fue una noche entre Polonia y el Prat, termino esto citando a Czeslaw Milosz:

"Porque a la gente no puede gustarle aquel que alcanza lo prohibido."

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