ya han empañado el cristal con su aliento
ya han llegado las manos cubiertas de sal
buscando la oscuridad en el principio
de los ángulos de la luz
el bloque en la mente
un muro de palabras y saliva
para bloquear la castración
pero volverán
volverán para buscar la herida
la costura y el hilo quemado
la perforación
el vómito atorado en la garganta
volverán para reprender las promesas
no pronunciadas
en su salmo
y en el grito de ruido blanco
continua
la sensación endurecida en los ojos
en la mirada que intenta hacer el amor con otra mirada
en la experiencia desolada de un zapato despegado de la sombra
en una sombra sin sombra
ni proyección
continua
la desolación sombría para el amor
y la decapitación para aquellos descalzos
que quisieron amar
del corazón maternal beberán los pecados
de su pecho y para su pecho
el principio sin final
la creación perfecta en la medida justa
la recreación del orden
el reencuentro con el silencio
y la imperfección desmedida
en todas las cosas
pero cuando ya sabíamos que habían llegado
para empañar el cristal y todos los cristales
como un único cristal de miles de vasos rotos
de millones de vasos rotos
ya era demasiado tarde para una nueva mañana
demasiado tarde en la hora de encontrarse
cara a cara
con el sol
y su enfermedad mezquina de quemaduras incesantes
ahora
cara a cara con el precipicio
solo hay aire
este aire momificado
quizá acabará
en cielos agudos y punzantes
bajo los que caer
y sucumbir
en cielos helados sin más escarcha
que cuatro nubes mal colgadas
y un foco torcido
apuntando mal
pero apuntando a alguna parte
pero ya no hay partes ni totales
ya no hay o nunca hubo
contando los barrotes de esta celda
y pensando celda hasta la saciedad
de mis barrotes de hueso
el desgaste de esta esquina está rozando la demencia
la demencia del mundo
en una mirada que son todas
lo indivisible es tan ficticio como las madrugadas
todo partido en dos
todo en ninguna parte
hasta el momento de la unión la podredumbre se hará hueco
y en la cicatriz descosida de la mirada vacía
solo cabrá una mujer sin nombre
una mujer que no es una mujer
una mujer que es él y son todas
ellos y ella y la cabida
para todo lo que intentó ser
y no fue
más allá de un cristal para el aliento
atragantado por una mano ahogada en la salina
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