por qué en este ataúd
hemos aprendido la distancia de las manos
o la sombra diluida
en los espacios sin forma
por qué cuelgan en estos ojos
alas de quetzal arrancadas para creernos
lejos de una tierra
en la que nos arrastramos
sobre el vidrio roto de la voz robada
por qué esta sangre de mis palabras
se me atora
en la garganta
y no
puede
salir
miércoles, 18 de febrero de 2015
martes, 17 de febrero de 2015
0.59
en este insomnio de sal en la llaga
te busco
flor de desierto que calcinas mis venas
puñal de sangre besando
las manos sin materia
del deseo
te busco para darte nombre
y que así seas, flor de puñal
arrodillada en la arteria,
sangre insomne
siempre desnuda de verdad
para el verbo del hombre
te busco
flor de desierto que calcinas mis venas
puñal de sangre besando
las manos sin materia
del deseo
te busco para darte nombre
y que así seas, flor de puñal
arrodillada en la arteria,
sangre insomne
siempre desnuda de verdad
para el verbo del hombre
lunes, 16 de febrero de 2015
1.11
Solo existían la inmovilidad y la noche.
Nada era entonces
y en los albores del comienzo
preguntaron.
Se hizo la palabra y todo fue;
se hizo la pregunta
y no hubo respuesta.
En ese primer momento
sus miradas sin rostro preguntaron en el alba de la vida
qué era aquello que mi palabra quería vestir como música.
De la palabra surgieron ríos,
montañas
y la soledad del hombre que se sabe muerto en su primera mirada,
pero todos preguntaban
qué era
la música.
Entonces silbé,
hice chocar dos piedras;
después
silencio.
Y entendieron.
Nada era entonces
y en los albores del comienzo
preguntaron.
Se hizo la palabra y todo fue;
se hizo la pregunta
y no hubo respuesta.
En ese primer momento
sus miradas sin rostro preguntaron en el alba de la vida
qué era aquello que mi palabra quería vestir como música.
De la palabra surgieron ríos,
montañas
y la soledad del hombre que se sabe muerto en su primera mirada,
pero todos preguntaban
qué era
la música.
Entonces silbé,
hice chocar dos piedras;
después
silencio.
Y entendieron.
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