Solo existían la inmovilidad y la noche.
Nada era entonces
y en los albores del comienzo
preguntaron.
Se hizo la palabra y todo fue;
se hizo la pregunta
y no hubo respuesta.
En ese primer momento
sus miradas sin rostro preguntaron en el alba de la vida
qué era aquello que mi palabra quería vestir como música.
De la palabra surgieron ríos,
montañas
y la soledad del hombre que se sabe muerto en su primera mirada,
pero todos preguntaban
qué era
la música.
Entonces silbé,
hice chocar dos piedras;
después
silencio.
Y entendieron.
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