no me borres
no puedo encontrarme en esta marejada
entre rostros
que se deshacen
-solo una sombra
ahora -
no en este centro palpitante
en la punta de los dedos
un centro
que no pertenece
un centro
como un mar, un latido
de mares
cuánto hablan de mí tus paredes
manos enredadas, versos
sin brazos, alientos
como mares en sangre viva
una esfera ardiendo en el punto, plomo
mecido en ángulos sin espacio
vuelve a mí, recuerdo
porque estos cuerpos, soga perfecta
de venas sin asfixia,
están un metro sobre el suelo
pero cuánto del cielo
dónde
el cielo, sino en ti
vuelve a mí, recuerdo
sin espacio otro,
para tomar esta rama
(¿puedes olerla?)
tan cercana a mí
más cercana tú
que mis sentidos
vuelve tan cerca de este pulso
negro como una noche
azabache en mano blanca y ajena
tan cerca
para tomar esta rama
(puedes olerla
pero no
el fruto
no)
devuelve la sucesión de poros
desentrañando la epidermis
-tirantes cayendo, marcas
rojas o
la curvatura de la espalda,
quizá-
arranca de este cuello
los brazos del mar
reduciendo cada espacio
en su latido inmenso:
no me borres
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