martes, 7 de febrero de 2012

El alba y la cremallera

Escondidos en la cremallera del horizonte
como una bandada de pájaros del sueño.
Yo no tengo más que esto,
da igual dónde me esconda.
No tengo más que una voz torcida,
esta voz que nadie quiere, señor, mi voz,
quebrando el saludo de mi fatal hipocresía.

La malicia de las flores es puro romanticismo.
El invierno es un perfecto cuento con malos narradores
y el tiempo es un verdugo seccionando la vista.
¿Dónde queda el hombre? Oculto, quizá,
vomitando entre los helechos de la noche.
El hombre es una mentira inmensa diecisiete veces resuelta,
casi dieciocho veces resuelta, exactamente;
pero el verdadero hombre se esconde
en la cremallera del horizonte,
donde el alba no se abre.
No se abre.
No.



Uno de mis últimos poemas como menor de edad. Sí, mañana puedo ir a la cárcel... es más, mañana IRÉ a la cárcel, sin duda alguna.
Esto hay que celebrarlo.

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