jueves, 2 de febrero de 2012

Medio pan y un libro

"[...] No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y anduviese perdido en la calle, no pediría un pan, mejor pediría medio pan y un libro. Critico fuertemente a los que sólo hablan de reivindicaciones económicas, sin mencionar nunca las culturales, que los pueblos están pidiendo a gritos.
Es magnífico que todas las personas coman; pero es mejor que todos tengan saber. Que gocen de todos los frutos del espíritu humano, porque lo contrario sería quedar convertidos en máquinas al servicio del Estado, convertidos en esclavos de una terrible organización social.
Lamento mucho más que alguien desee saber y no pueda, que el que alguien pase hambre. Éste aplaca el hambre con un pedazo de pan o con algunas frutas; pero quien tiene ansia de saber y no tiene los medios sufre una profunda agonía, porque son libros, libros, muchos libros, lo que necesita. ¿Y dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Palabra mágica que equivale a decir: "amor, amor”, y que los pueblos debieran pedir como piden pan o anhelan la lluvia después de la siembra.
Cuando Dostoievski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, se encontraba prisionero en Siberia, aislado del mundo, metido entre cuatro paredes y rodeado de desoladas extensiones de nieve infinita, en una carta a su familia pedía que le socorriesen: "¡Envíenme libros, libros, muchos libros, para que mi alma no muera!”
Tenía frío y no pedía fuego; sed y no pedía agua; pedía libros, o sea horizontes, peldaños para subir al ápice del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural en un cuerpo hambriento, provocada por el hambre, la sed o el frío, dura poco, muy poco, mientras la del alma insatisfecha dura toda la vida.
Dice el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más auténticos de Europa, que el lema de la República debiera ser: "Cultura”, porque sólo mediante ella es posible solucionar las dificultades que hoy enfrenta el pueblo lleno de fe pero carente de luz."


Federico García Lorca

1 comentario:

  1. No sé si el saber es más importante que la comida, pero sin lugar a dudas es una alimentación necesaria para que el alma sobreviva, y por lo tanto, el cuerpo.

    Ay, Menéndez Pidal, qué recuerdos...

    Besos.

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