sábado, 11 de junio de 2016
1.54
A lo largo de un instante quizá demasiado largo olvidé mi rostro y me desnací; despojamiento absoluto de mi ya no mía materia. Volvería a mí después, desvestida, vuelta hacia mi propio origen. Era cierto: "cuanto más te alejas, más me acercas a mí mismo".
Dentro de mí os vi de nuevo. Dentro, tan dentro que fuera; os veo, os siento ahora en vuestros labios que son los míos, en vuestros ojos que reflejan lo que los propios pudieran acaso adivinar. Un café, noches de sábado fumando en la cocina, brazos que abarcan años en su eterno cobijo; palabras inmaculadas, no memoria. Os veo, al fin, en el mismo punto en que vosotros no dejasteis jamás de verme.
Percibo la frescura infinita de vuestra piel desde mis orillas. Allí, vuestras risas desnudan mi rostro.
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Qué alegría leerte así, joven filóloga.
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