miércoles, 22 de junio de 2016

4.14



encontrando la lentitud del olor del verano
entras en ella, y me desnudas
con la prisa hecha un nudo en la garganta, con palabras
incapaces que se amputan a sí mismas, con
el delicado cuchillo
del deseo
afilándose en la sed de las pieles
               - entras en ella, y me pronuncias
lenta como una tarde de verano
que habito ya
desde ti

mírame. ábreme en la palabra
donde pueda ser, donde
el silencio enmudezca, colmado de voces:
haz que sea
               y para serme te llenas la mirada de mí, de ti, de la imperfección
de la piel y su invisible lámina
de recuerdo, llenas
todos los ojos de tu cuerpo
de las ramificaciones de mi voz que bebes
hasta la extenuación, hasta pronunciarte
en mí,
que existo porque tú me esperas
y ahora que tus dedos cierran mis ojos, las palabras,
y allí quedan
               ahora
veo y hablo desde tus manos,
que me construyen, que me desnudan
con la lentísima prisa
del olor del verano

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