domingo, 29 de mayo de 2016

Judit

Vestido negro, ondas recogidas al fin, lenguas de humo lamiendo el techo y ese extraño y agradable tacto anudado al cuello; líquida yo en un reflejo líquido.
Tú solo observas. Estás aquí sin estarte, y como si de mí gotearas te imagino deslizándote por el hueco de mi cuello. "No pareces tú", quizá dirías. Y sería cierto; extraño el recuerdo y su costumbre de materializarte cuando no existe ya en ti lo que de ti recuerdo. "Te he fallado", quizá. Pero no. Nunca fallas. Simple: creía en todo lo que decías.
Líquida todavía. Tu rostro, tu para siempre alejado de mis manos rostro se desprende de mi cuerpo para dar paso a la realidad de la carne. Ojos rojos, labios verdes u otras alteraciones insignificantes del orden. No: los bosques que me retienen a través del espejo son sus ojos, los ojos de su cuerpo, sus anegados ojos que solo pueden ser para sí mismos desde su mirada tan suya.
Entorna el mar bajo su frente y entreabre los labios; no necesita palabras. Siempre sin ellas, acaso sea yo para ella el oscurecido brillo de la intuición sin nombre.
La sangre de su boca abre entonces un clavel en mi mejilla. "Estás preciosa", susurra.

1 comentario:

  1. Judit, Ellie, tú no te estabas viendo... Más que preciosa!

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