En el filo de tu cuerpo esperando
un amanecer solar.
No te vayas ahora;
quizá hoy pueda desnudarte la piel
para seguir viendo lo que callas.
Tantas veces te he esperado así
que ya no hay un mañana posible.
Pero no,
no nos hemos equivocado
respecto a las mañanas.
Te esperaré en el otro extremo de la noche
donde algo grita si tu silencio estalla,
porque aquí no hay para nosotras
un nuevo amanecer posible.
Funámbula en tu filo cortante,
espérame en el borde de tu cuerpo,
donde pueda abrir de par en par
el corazón caliente de un nuevo horizonte en llamas.
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