miércoles, 16 de marzo de 2016
12.43
Respiro en tu mar y soy agua o aire conteniendo la blanca transparencia de tu cuerpo en el que no habitas ya tú, sino la oblicuidad del origen que devienes. Abres tu boca y me respiro en ti, pájaro o ala de voz, cuando la otra boca de la noche ha incendiado ya las oscuras orillas de tu cintura. Una palabra en ti, en mí que soy tú para mí entonces, donde la dureza de la noche retrocede sobrevivida; una palabra sola para ser solo sonido entonces, en mí, en ti o en la continuidad de nuestra prolongación sin nombre.
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En ti está todo. No dejas de sorprenderme.
ResponderEliminar¿Todo es suficiente? Veo que nunca faltas a la cita, por cierto.
EliminarLo es, Lázaro. Y tú tampoco faltas.
EliminarNi silencio
ResponderEliminarni vacío
ni latido
ni lamento
sólo un vaivén constante
en cada respiración
sólo un vaivén constante
y una muerte de balanceo
que arranque
que sea capaz de arrancar
la asfixia
de este momento
Espuma que dejan tus olas de continuidad cuando van a morir a una orilla sin nombre
(Las oigo...)
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