Una gota de luz sería suficiente para adivinarte, cuerpo que das forma al cuerpo invertebrado del deseo; una sola gota para beber de mí la infinita marea de mi sed sin nombre. Y yo te pronuncié, amor; te articulé cuando la cáscara de las palabras no podía contenerte, siquiera en su concavidad tan tuya en cuyos huecos quizá los míos. Quizá. Pero allí solo cabía la sombra de mi intuirte, el contorno del espacio de tu ausencia.
Si solo una gota de luz abriera la mañana de la intuición y construyera tu cuerpo en mi vana sombra.
Si solo pudiera retener el instante de tu cuerpo.
Qué delicia.
ResponderEliminarTú siempre tan exagerada.
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